¿Alguna vez te has tumbado en un colchón viscoelástico y has sentido que te abraza suavemente? Esa sensación de confort no es casualidad: detrás hay una combinación muy específica de materiales y procesos que determinan cómo se comporta cada capa. Si estás pensando en comprar uno o simplemente quieres entender qué hace tan especiales a estos colchones, esta guía te llevará paso a paso por su “anatomía” real. 

Al terminar, sabrás exactamente de qué están hechos, qué influye en su calidad y cómo distinguir uno excelente de uno mediocre. Gracias a los expertos de la tienda de colchones online ColchonClub por la ayuda que nos han ofrecido para la realización de esta guía.

Tipos de espumas viscoelásticas y sus composiciones

El corazón de estos colchones es la espuma viscoelástica de poliuretano, un material que reacciona a la presión y al calor corporal. Se obtiene a partir de polímeros flexibles a los que se añaden aditivos químicos que modifican su comportamiento. Hay dos configuraciones principales: las espumas de células abiertas, que favorecen la circulación del aire y mejoran la transpirabilidad, y las de células cerradas, que aíslan más y ofrecen una sensación más envolvente.

Para mejorar su rendimiento térmico, muchas marcas incorporan gel, grafeno o cobre en la mezcla, materiales que ayudan a disipar el calor y evitan la acumulación de temperatura, nos dicen los expertos de ColchonClub. También existen versiones con aceites vegetales o componentes naturales, que sustituyen parcialmente derivados del petróleo, reduciendo el impacto ambiental. Un factor determinante es la densidad de la espuma: a mayor densidad, más duradera y precisa será la adaptación al cuerpo, aunque también se incrementa el peso y la retención de calor.

Antes de continuar, si te está gustando lo que estás leyendo y estás decidido a comprar un colchón viscoelástico, te aconsejamos que lo hagas ColchonClub, donde verás que tienen un extensísimo catálogo de colchones viscoelásticos a precios de fábrica.

Materiales en las capas estructurales y de acabado

La espuma viscoelástica suele colocarse en las capas superiores, encargadas de proporcionar confort y adaptación. Sin embargo, el verdadero soporte proviene del núcleo. Los núcleos más habituales son de espuma HR (alta resiliencia), que aporta estabilidad y recuperación rápida, o de muelles ensacados, que mejoran la ventilación y ofrecen una sensación más elástica.

Entre la viscoelástica y el núcleo se añaden capas intermedias técnicas que ajustan el nivel de firmeza o mejoran la transpirabilidad. La parte exterior se completa con fundas de tejido técnico, muchas veces transpirables, con fibras sintéticas o naturales, y tratamientos hipoalergénicos, antibacterianos o antiácaros. Algunas fundas se pueden retirar y lavar, lo que aumenta la higiene y alarga la vida útil del colchón.

Normas y certificaciones de los materiales

La seguridad y la calidad de los materiales están reguladas por certificaciones internacionales. Una de las más comunes es CertiPUR, que garantiza que la espuma no contiene sustancias tóxicas como formaldehído o metales pesados y que cumple con estándares de emisiones seguras. Otra importante es OEKO-TEX Standard 100, que certifica que los tejidos exteriores están libres de productos nocivos para la salud.

Estas normas no son solo un sello decorativo: permiten distinguir colchones que realmente ofrecen una composición segura, duradera y respetuosa con el medio ambiente de aquellos que solo imitan las propiedades viscoelásticas sin cumplir requisitos mínimos.

Procesos de fabricación y tratamientos posteriores

La forma en que se fabrica la espuma determina en gran medida sus propiedades finales. Durante la producción se controlan variables como la expansión, la temperatura y el tiempo de curado, que influyen en la elasticidad, la ventilación y la durabilidad. Algunas espumas se inyectan con gel durante el proceso, otras se espuman con métodos de baja emisión para reducir residuos químicos.

Una vez fabricadas, muchas piezas pasan por procesos de aireado y estabilización antes de ser cortadas y ensambladas en capas. Esto evita que el colchón libere olores fuertes al abrirlo y mejora su comportamiento desde el primer uso. La compresión y el envasado al vacío también requieren control técnico: un mal proceso puede dañar la estructura celular y afectar la vida útil.