El Tuber melanosporum Vitt. es un hongo muy apreciado por sus propiedades culinarias. Aporta un aroma y un sabor especiales que dan un toque único a las recetas que la incorporan, pero para poder apreciar todas sus cualidades es necesario que la trufa esté bien conservada.

Los entendidos en la materia se pronuncian sobre este aspecto clave del que depende la experiencia que a posteriori se tenga en boca con cualquier plato que cuente con trufa negra entre sus ingredientes.

Cuidados de la trufa negra fresca

Para disfrutar de la trufa negra fresca en todo su esplendor, hay que seguir una serie de pautas para no neutralizar sus propiedades:

  • Debe refrigerarse de inmediato. La trufa negra es tan delicada que cuando se recolecta con toda su frescura hay que refrigerarla de inmediato en un recipiente hermético. Hay que tener en cuenta que su aroma es uno de sus principales rasgos característicos, y si el recipiente no es hermético, el aroma se irá perdiendo progresivamente conforme pase el tiempo.
  • Se debe cambiar el papel absorbente con frecuencia. El papel absorbente que utilices para evitar que el exudado de la trufa manche el recipiente debe ser cambiado precisamente para que mantenga sus cualidades absorbentes y la trufa negra fresca se conserve bien.
  • Nunca debe ser congelada. Evita congelar la trufa negra. Para mantenerla fresca y con su textura, aroma y sabor intactos, nunca debe conservarse a temperaturas bajo cero.
  • Hay que consumirla a la mayor brevedad. Cuanto antes sea consumida, mejor, dado que más genuinas serán sus propiedades y menos probabilidad de alteración existe.
  • Nunca debe almacenarse junto a otras trufas. Si guardas varias trufas frescas, lo mejor es que uses un recipiente para cada uno. Al hacerlo de manera independiente, se logran mejores condiciones de preservación.
  • Deben airearse de manera puntual. En caso de prever que la trufa negra fresca va a permanecer un cierto tiempo en el recipiente hermético, no está de más airearla un poco para oxigenarla, lo que favorece a su textura y su aroma.
  • Conservar en aceite, sí, pero de la más alta calidad. Se puede recurrir a la conserva en aceite de oliva, pero solo si es auténtico virgen extra. Un aceite de mayor calidad puede ser un gran aliado para preservar las propiedades de la trufa negra.

¿Cómo conservar trufa negra?

Por tanto, para hacer un resumen de cómo conservar una trufa negra apropiadamente, hay que prestar atención al tipo de recipiente que se va a usar, al recambio del papel absorbente, a nunca dejarlas a temperaturas bajo cero, y nunca guardarlas juntas en un mismo bote.

Con esos cuatro principios hay mucho ganado. Ahora, la pregunta lógica es si lo más apropiado es optar por consumir trufa negra fresca, o trufa negra en conserva. Porque sí, la conserva es una alternativa muy recomendable para mantener todas las propiedades de la trufa, aunque los más puristas prefieran consumir trufa negra fresca directamente recolectada, refrigerada y herméticamente preservada hasta la hora de su degustación.

Para disfrutar de la mejor trufa en conserva lo mejor es recurrir a establecimientos de referencia que cuiden hasta el más mínimo detalle a la hora de tratar con un producto tan delicado y apreciado como es la trufa.

Trufalia es uno de los comercios online más apreciados por quienes buscan disfrutar de la mejor trufa negra en todas sus formas y también cuentan en su catálogo con trufa negra debidamente conservada. Puede ser adquirida a través de la opción habilitada en su tienda online para comprar trufa en conserva Trufalia, estando disponible tanto entera como laminada (en carpaccio).

¿Trufa negra fresca o en conserva?

En función de lo que cada usuario prefiera, se puede optar por el consumo de trufa negra fresca o en conserva. Cada alternativa tiene sus pros y sus contras.

Por ejemplo, la trufa negra fresca ofrece un sabor y un aroma totalmente genuinos, sin más interferencias del aceite de oliva ni de ningún otro elemento ajeno a la trufa. También ofrecen una textura más firme que las trufas en conserva, una que se acerca más a la textura que originalmente presentan las trufas negras cuando son recolectadas en los cultivos.

Esas cualidades hacen que la trufa negra fresca sea la opción más recomendable para su consumo en crudo. Ensaladas y carpaccios serán más disfrutables gracias al sabor y aroma inconfundible de la trufa negra fresca.

Pero la trufa negra en conserva es una buena alternativa porque cuenta con mayor disponibilidad. Teniendo en cuenta que el periodo de recolección en los cultivos del Sarrión, en la comarca de Gúdar-Javalambre, va de noviembre a marzo, la conserva permite disfrutar de la trufa negra durante el resto del año.

El empleo de aceite de oliva virgen extra hace que la vida útil de las trufas negras recolectadas sea más amplia, pudiendo utilizarla sin problemas en platos cocinados o en guisos donde la trufa negra está presente, pero se combina con otros ingredientes.

Otro punto a favor de las trufas en conserva es el precio. Teniendo en cuenta que la trufa negra fresca está disponible de manera limitada, su coste es más elevado. En cambio, la trufa negra en conserva es una alternativa igualmente recomendable y de precio más ajustado.

¿Cuándo hay que consumir la trufa negra?

Dependiendo de si se consume trufa negra fresca o en conserva, su ventana óptima de utilización será más amplia o estrecha. La trufa negra fresca debe ser consumida a la mayor brevedad para evitar que pierda sus cualidades. Refrigerada, en un recipiente hermético, con papel absorbente y ocasionalmente oxigenada, es posible disfrutar de la trufa negra fresca en todo su esplendor, pero no se puede demorar mucho en emplearla para evitar que su textura y su aroma vayan a menos.

La trufa en conserva, en cambio, permite ser empleada por más tiempo dado que el aceite de oliva virgen extra es un excelente ingrediente para preservar sus cualidades. En caso de priorizar una disponibilidad más amplia, sin duda esta debe ser la opción preferente de consumo.