El siglo XX guarda en sus distintas décadas algunos de los cuadros abstractos más famosos creados hasta ahora. Se trata de obras de vanguardia, que supusieron la transformación del propio arte pictórico hecho en épocas anteriores, porque dejaron de limitarse a plasmar la realidad en un lienzo, para centrarse en formas y colores con los que expresar ideas y emociones. En menos de un siglo, la pintura abstracta ha dado obras maestras que forman parte indispensable de la historia del arte por su calidad, belleza e innovación técnica. Como muestra, estos 10 famosos cuadros abstractos que no dejan a nadie indiferente.

Composición VIII, Wassily Kandinsky

Considerado como uno de los creadores indiscutibles del arte abstracto, el pintor ruso Wassily Kandinsky, nacido en 1866, fue pionero a la hora de combinar en sus cuadros las formas geométricas y el color, en creaciones perfectas que invitan a la libre interpretación. Pintor y teórico del arte, Kandinsky recrea, en una serie de lienzos que él mismo denomina impresiones o composiciones, su propio mundo interior. En su famoso cuadro Composición VIII (1923) superpone círculos, líneas y triángulos que parecen interactuar en perfecta armonía. Con la constante inspiración de la música clásica como fondo, Kandinsky plasma en sus cuadros elementos ya presentes en las distintas vanguardias rusas de posguerra, dando a paso obras que ya no reflejan objetos concretos, sino que buscan la máxima expresión a través de la abstracción pura de formas y colores. El padre de la pintura abstracta deja atrás las normas del tradicional arte figurativo para crear un nuevo lenguaje pictórico único y universal que abrirá nuevos horizontes en la pintura moderna.

Cuadrado Negro, Kazimir Melevich

El Cuadrado Negro es la obra más emblemática del pintor ruso Kazimir Melevich, el creador del suprematismo, un movimiento de vanguardia basado en el predominio de figuras geométricas, círculos y cuadrados, junto a una gama de colores muy limitada, con el negro y el blanco como protagonistas. Nacido en 1878, pintó su obra maestra Black Square (Cuadrado negro) en 1915, hoy considerada uno de los 10 cuadros abstractos más famosos por ser el más claro ejemplo de abstracción geométrica. La pintura de Melevich queda reducida a la esencia, buscando la máxima expresividad a través de formas y colores simples con los que reflejar la profundidad del alma humana o quizá la ‘nada’ del propio Universo.

Chaos Nº 2, Hilma Af Klint

La pintora sueca Hilma Af Klint es para muchos la primera artista abstracta de la historia teniendo en cuenta que algunas de sus obras son anteriores a las de Kandinsky. Tan segura estaba esta pionera del arte abstracto de que el mundo no estaba preparado para entender su obra en el momento de su máxima creatividad, en los inicios del siglo XX, que pidió que sus cuadros no fueran expuestos hasta pasados, al menos, 20 años tras su muerte, algo que sucedió en 1944. Ya en sus primeros cuadros, la aparente sencillez de las formas y el predominio del color se convierten en protagonistas. En 1906, su trabajo se centra en la creación de una serie de pinturas abstractas que denominó Caos Primordial. En la serie, su Caos Nº 2 destaca por la delicadeza de su pintura, cargada de simbolismo y referencias a su mundo espiritual. Para algunos, ésta es la primera pintura abstracta de la historia.

Composición en Rojo, Amarillo y Azul, Piet Mondrian

Entre los cuadros abstractos más famosos no puede faltar la obra de Piet Mondrian porque este artista holandés, nacido en 1872, pasó de la pintura realista de sus primeros cuadros, a las creaciones basadas en abstracción máxima, siendo pionero del movimiento neoplasticista, basado en la expresión a través de colores primarios y líneas rectas que prescinden de las formas establecidas y perceptibles. Su Composición en Rojo, Amarillo y Azul es una de sus obras más famosas y representativas, donde la geometría abstracta, en forma de inquietantes bloques de colores intensos, se convierte en forma directa de expresión.

Convergencia, Jackson Pollock

Jackson Pollock es uno de los artistas abstractos más conocidos especialmente por su innovadora técnica pictórica de dejar caer la pintura sobre el lienzo por goteo (dripping). La nueva forma de pintar del artista norteamericano, nacido en 1912, supuso una verdadera revolución para el arte moderno y su obra Convergencia (1952) fue su consagración como artista. El cuadro, un enorme lienzo de cuatro metros de ancho por dos y medio de alto, es una explosión de color conseguida por las salpicaduras de la pintura al caer dirigida por la mano de este artista inconformista y rompedor que apostó por ‘el arte por el arte’, asegurando que su pintura no tenía, necesariamente, que esconder un significado. Con su talento y originalidad, dio forma a uno de los 10 cuadros abstractos más famosos.

La mancha roja, Joan Miró

En 1925 el artista catalán Joan Miró pintó una de las obras más importantes del arte moderno que supone un claro reflejo del salto del autor del surrealismo a la pintura abstracta. El polifacético artista (fue también escultor, grabador y ceramista) aúna en La mancha roja influencias de movimientos como el fauvismo, el cubismo o incluso las líneas de la pintura naif, logrando un cuadro simple pero cargado de armonía y simbolismo, pese a que el autor afirmaba que únicamente se limitaba a plasmar en el lienzo las imágenes que veía en su cabeza. La combinación de líneas curvas y rectas, junto al contraste cromático que encierra el cuadro lo convierte en obra indispensable del arte abstracto.

Montañas y mar Helen Frankenthaler

Helen Frankenthaler es otra de las grandes maestras de la pintura abstracta. La artista estadounidense (1928 – 2011) fue la primera en utilizar la técnica que denominó soak -stain (manchas de empapado) que consistía en aplicar la pintura sobre el lienzo previamente diluida para lograr, así, colores sutiles y llenos de matices que parecen flotar en el cuadro. Fue ésa la técnica que utilizó para dar forma a su obra Montañas y mar, uno de los cuadros abstractos más famosos y valorados.  A simple vista parece una acuarela, pero, en realidad, es pintura al óleo aplicada directamente sobre un lienzo sin tratar que transmite las más diversas sensaciones a quien lo contempla. Su técnica innovadora y su belleza han hecho que se considere uno de los cuadros más importantes del expresionismo abstracto.

Intercambio, Willen de Kooning

Intercambio es uno de los cuadros abstractos más famosos (y que más caro se ha vendido), obra del artista de nacionalidad estadounidense Willen de Kooning, nacido en Holanda en 1904. Tras pintar su importantísima serie ‘Mujeres’, en este cuadro el artista deja de lado la figura humana para plasmar la fuerza del expresionismo abstracto en un paisaje urbano realizado a base de rápidas pinceladas. El cuadro, con formas indefinidas y potente cromatismo, busca la interpretación personal, aunque se cree que la mancha en tonos rosados que ocupa el área central de la pintura representa una figura femenina sentada.

Nº 10, Mark Rothko

La búsqueda del color en su estado más puro como forma de expresión de la espiritualidad del ser humano es lo que define la obra de Mark Rotho, uno de los pintores abstractos más importantes del arte moderno. El artista, nacido en Rusia en 1904 aunque emigró a Estados Unidos siendo un niño, inició su carrera artística en la pintura surrealista, pero sus obras más reconocidas son aquellas en las que el color se convierte en protagonista absoluto. Así ocurre en su famoso Número 10, un cuadro que refleja a la perfección las características de su pintura. La combinación de bandas de colores fríos y cálidos, que parecen desgastados y ligeramente superpuestos, es un ejemplo del estilo y la técnica de este expresionista abstracto del color.

Ritmo, Alegría de Vivir, Robert Delaunay

El artista francés Robert Delaunay (1885 – 1914) está considerado uno de los pintores abstractos más importantes y el principal representante del orfismo, el movimiento artístico que apuesta por las líneas simples en armonía con colores básicos pero vibrantes. Como resultado de estas directrices, el artista crea cuadros como su famoso Ritmo, Alegría de Vivir, una obra maestra de la pintura abstracta en la que los círculos de vivos colores se superponen creando efectos ópticos cargados de dinamismo. El artista y su mujer, la también pintora Sonia Delaunay, son dos de los artistas abstractos más influyentes del siglo XX.